Quien tiene una esposa tiene un tesoro, al menos si es como la mía. Alertada por la evidente obsolescencia técnica de los 3 Apple Remote blancos que tenemos en casa (deberían de ser 4 pero le regalé uno a alguien), mi querida Rocío marchó ayer temprano a Benotac para reemplazar los auriculares de su iPhone y adquirir para el patrimonio familiar un ejemplar del nuevo Apple Remote ese tan finito y de aluminio que preside orgulloso este artículo.
En este enlace a flickr podéis ver un pequeño set de fotos con el unboxing y una comparación con el modelo blanco anterior, cuya foto cierra el artículo. Evidentemente es un producto sin mayor relevancia que su propia utilidad, pero me ha resultado muy interesante ver cómo la caja se ajusta perfectamente al producto. Por si no os habéis dado cuenta, en la foto de arriba el mando está metido en la caja. Incluso el manual de instrucciones se ha adaptado al formato de la caja y lejos de dejarlo deshojado, han tenido el detalle de encuadernarlo como un pequeño libro. La caja no viene cerrada a presión sino sujeta con una tira adhesiva que se retira como si de una rodaja de salchichón se tratase.
El mando en sí es una espectacular muestra de diseño industrial. Es completamente unibody si exceptuamos la tapa trasera para la pila. Al ser más largo y más plano, es mucho más cómodo en la mano que su predecesor y me atrevería a decir que ofrece una respuesta más precisa con el Apple TV, sin duda por el sistema de botones de más calidad. Hablando de botones, el nuevo Apple Remote tiene un botón más que el modelo anterior; de momento el botón que está dentro de la rueda ejerce la misma función que el botón Play de abajo, pero quizá en el futuro le reserven otro papel.