Si a mí me ha sentado bien el viaje de novios, no os podéis imaginar cómo le ha sentado a mi iPhone. Desde que volví funciona mucho mejor en varios aspectos, algunos debido a decisiones mías y otros debidos ¿al azar?
Estando fuera de España desactivé el roaming internacional, una opción que funciona a las mil maravillas. Dado que tampoco tenía muchas ganas de estar muy conectado, desactivé el push, para evitar que el iPhone se pusiera a cantar cada vez que pillara una Wi-Fi. Como podéis suponer esto hizo que la batería durara mucho más.
Estando en París, hice una prueba que luego se confirmaría en New York y es que la localización en Google Maps funcionaba con una precisión casi absoluta, no como en casa, donde me señalaba un área de localización muy próxima a la superficie de media Murcia 😮 . Ya en New York, mi iPhone volvió, el pobre, a las garras de AT&T, y aquí la localización no era ya buena sino prácticamente automática. No tenía ni que darle al botón ya que nada más entrar a Maps, aparecía ya localizada mi posición actual.
Al llegar de nuevo a España, cual fue mi sorpresa al comprobar que mi iPhone había ¿aprendido? a localizarse como Jobs manda: la antigua imprecisión ha dado paso a una exactitud casi quirújica (mi casa está justo en el centro del círculo que veis en la imagen). Aparte de eso, conseguí desengancharme del push y dejé la configuración «Obtener datos» en «Cada hora». El resultado es que dándole al iPhone el mismo uso que antes y llevando ahora además siempre el Bluetooth encendido, la batería me dura un día y medio largo.
Completamente ebrio de poder, decidí rematar la faena. En su momento actualicé a la 2.1 a lo bestia, vía iTunes, y tenía la pega de que las actualizaciones de las aplicaciones no se instalaban y las compras de aplicaciones hechas en el iPhone no se traspasaban a iTunes. Es un error común que se resuelve restaurando el iPhone otra vez con un firmware cocinado. Era algo que no hice en su momento por vagancia, e incluso ahora lo he hecho con QuickPwn.
El resultado es todas las mejoras indicadas aparte de mayor velocidad en los menús, ningún atasco en los contactos, actualización perfecta de las aplicaciones y una sincronización todavía más rápida de la que ya tenía. Incluso las aplicaciones van mejor: sin mediar ninguna actualización, hoy he conseguido por primera vez hacer un twitteo desde Twinkle que incluya localización y una foto, algo que nunca había conseguido.
No obstante lo anterior, he de reconocer que he sufrido mucho en New York viendo tantos y tantos iPhones 3G y que estoy DESEANDO que Apple saque de una vez la versión de 32 Gb (en febrero calculo yo) para comprármelo de una vez.
De momento, el móvil que más me ha durado en uso ha sido el Nokia N70 con un periodo de 16 meses y medio, seguido del iPhone que está cumpliendo su mes 13 de vida a mi lado. Junto con mi Siemens S55 y salvando las diferencias, ha sido el móvil que más satisfacciones me ha dado. Ya lo creo.